Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. (1 Juan 4:7-11)
¿Quién dijo que el amor era algo simple? Nunca -repito- NUNCA- lo vamos a entender como se supone que sea.
Dios nos creó a nosotros de manera que Su amor fuera manifestado en nosotros. Nosotros tenemos un corazón, una vida, un cuerpo, un alma, un espíritu. Tenemos una "fábrica de amor" en nosotros.
¿No es hermoso de que somos embajadores del Amor de Cristo? Ahora, debemos mantener ese amor divino dentro de nosotros. Por eso, hay que tener cuidado y mantener dicho amor. No porque nosotros amamos a Dios, sino porque El nos amó primero a nosotros.
Y ese amor lo puedes recibir sencillo: Aceptando a Jesucristo como tu Salvador total, tu única fuente de amor eterno.