Se destruyen las ninfas con un imperio más líquido que la sangre,
más física que un río,
más violento que un volcán.
En esa entonces, yo río (¡ja-ja!)
No pienses que ni muerto llamaré por tí.
Soy un guerrero, como me hiciste tú a mí.
Soy un cantorinho, como quería que te cante a tí.
Soy un pescadero de fuego en lo más violento del volcán.
Caia Babilonia.
Tú que hiciste la dentadura de un flácido bomboncillo,
que seduces la paja y escupes hierro;
nada te complace, ni yo tampoco lo haré.
Canta como niña malcriada que no sabe
que su voz solo sirve para su única y postrera ridiculización,
que suelta la campaa de un sedazo y recoge dinero a los pobres y fieles e imbéciles.
Disfruta tu opulencia.
Caia Babilonia.
Que ahora, me río yo.