Preparando su piel para sus dones.
Hoy se mueven a pasos de hormiga.
Polizón de acero y mar de salubre,
La amargura busca un despelote.
Veo a los humanos bajar de su cumbre
Tras llegar a saber que son espuma:
Solo ellos comerán pan y legumbres.
Conoce el cielo que nuestra alma es bruma,
Y que el humano busca desafíos
Porque su sabiduría se esfuma.
Y mira qué pasó, ¡tremendo es este lío!
Los animales residen en paz,
Pero el hombre sufre con hambre y frío.
Aunque florezcan las plantas en su faz
Y el vino no falte para embriagar,
Nunca el hombre en su exilio sentirá paz.
Con hiel amarga se harán refrescar,
Y el ajenjo besará la tierra,
Porque el hombre no se sabe comportar.
Los malos derramaron sangre fiera;
Entre su caos, verán su recompensa.
La sangre justa clama por la Tierra.
Ni el maldito en su futuro piensa
Cuanto ruge la sombre del descaro
La huida forma el pie hendido en prensa.
Veo los hombres tocando el cielo claro
Si, bien, la vida parece tratarlos bien,
Sabrán que su error pagará muy caro.
No habrá malo, no habrá anchura
De maldad y deseo y maldición,
Otros se hicieron muertos por locura.
En la huida se esconde la tentación
Y el fuego consumidor se acercó:
Bésese su frente la indignación.
La histeria sube a nariz de Dios
Preparando a los santos que vencieron
Las llaves del hades y el mundo entero.
Se acabaron las pruebas y el destierro;
Ya no habrá más maldad de qué controlar.
Se respira paz en la nueva ciudad.
Quémese en concierto las esferas que atrapan el mundo,
Pecados corrompidos, muertos en unísono oscuro.
Y mientras los santos se regocijan en salones de otro,
Las manos de Dios se abren para el invierno que ocurre pronto.