If I have found favor in your eyes, put your hand under my thigh and promise that you will show me kindness and faithfulness. Do not bury me in Egypt, but when I rest with my fathers, carry me out of Egypt and bury me where they are buried. —Genesis 47:29 & 30, NIV (emphasis mine)
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Jesus stopped and said, “Call him.”So they called to the blind man, “Cheer up! On your feet! He’s calling you.” Throwing his cloak aside, he jumped to his feet and came to Jesus. —Mark 10:49 & 50, NIV Though you have not seen him, you love him. Though you do not now see him, you believe in him and rejoice with joy that is inexpressible and filled with glory, obtaining the outcome of your faith, the salvation of your souls. —1 Peter 1:8 & 9, ESV Como si fuera la última canción. Como si fuera el útimo momento de pasión. como si fuera la última razón de vida de ellos dos. Entró el novio en calor. Desde entonces, un brillo emanó desde ambas cabezs. Desde sus venas, una coriente dorada restaur'su cuerpo. Todo el veneno se levantó y desinegró. Tembló el mar. Tembló la Tierra. Tembló el infierno y la Tierrra. Temblaron lágrimas sobre sus mejillas. Hubo un beso. Hubo un Te Amo de verdad. Con el desenlace, la novia bajó su cabeza para secar sus lágrimas. Más que un suspiro y una tocida, el novio recibió un nuevo hálito de vida. La novia recibió a su amado en su seno, y dio un lento sollozo suspirado de agradecimiento al Divino. Se sentía felíz, cómoda, contenta, realizada. Pero los cuerpos de ambos entraron en calor. Y nació un abrazo. Y la segunda prueba terminó. En la noche, el robusto novio y la joven novia marchaban hacia Belén. Una nube de fuego los cubría, y aquella mula rendía lo mejor de su ímpetu para llegar a Belén. En el viente de la novia, el niño anheló salir del mundo. Un niño de fuerza, un niño de promesa, y un niño de gloria. —¿Cómo quisieras llamar al niño? —Si fuera por mí—respondió el novio—, lo hubiese llamado... ¡José! ¡Por su puesto! —Pero, ¡qué nombre tan creativo! ¡Tú puedes hacer más que eso! —respondió mientras forzaba su indignación. —Está bien...Está bien. Tomaré tu segunda opinión. Yo le pondría un nombre como... ¡Zacarías! —¿Zacarías? Pero tu primo no se llama así? —¿Cuál es el nombre de—? —Juan. Su hijo se llama Juan. —Oh, el mismo. Me acuerdo del chisme cuando... —Pero, no estabas metido en eso... —No, no, no; no te equivoques, yo estaba haciendo una mesa para Poncio Pilato. Si fuera por mí, estaría tentado a pensar cosas malas para las personas que hablaron mal de su hijo. —O rabino. —O nazareno. —Pero, ¿por qué discutimos eso? Ambos empezaorn a reírse, como si fueran dementes. La mula alzó su cabeza y miró afanosamente, observado cómo sus amos se disfrutan la vida de un niño que no ha nacido— es más, la vida de un cordero inmolado. La risa parecía ser la única medicina del momento. Podían reírse, podían gozarse, pero el entretenimiento mayor era disfrutar la compañía de uno al otro. Como Adán y Eva en su tiempo, su amor volvió a ser uno puro e inocente. Pero ese amor, claro que estaría puesto a prueba dentro de no muchos días. Pasado el tiempo, los novios y su retono esconido, caminaron hacia tierra de Judá. De Belén nació David. De las estepas de la vaga y árida tierra nació el remanente decimado de las rodillas que no se doblegaron a Baal. no era una ciudad cosmopólita como Nazaret, pero hacía su mejor esfuerzo para estar cómoda frente a estar cómod ay decente para todos que anhelaran visitar. Hicieron parada en Jerusalén. Amurallado, de cincuenta a cincuenta. Llena, ataconada de mercaderes. Con el templo lleno de ofrendas sustraídas por un precio. Los novios vieron todo de lejos. Y se dijeron entre sí, “¿Viviremos aquí?” Continuará...
(Originally posted on June 26, 2013.) Now the earth was formless and empty, darkness was over the surface of the deep, and the Spirit of God was hovering over the waters. -Genesis 1:2, NIV, emphasis mine You keep him in perfect peace —Isaiah 26:3, ESV Now Joseph gave these instructions to the steward of his house: “Fill the men’s sacks with as much food as they can carry, and put each man’s silver in the mouth of his sack. Then put my cup, the silver one, in the mouth of the youngest one’s sack, along with the silver for his grain. —Genesis 44:1 & 2, NIV |
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May 2015
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