Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. -Romanos 1:20
Entonces, llegamos a la pregunta: ¿cómo es que todo esto se creó de una manera tan detallada, tan hermosa, tan minusculosamente única? Entonces, ¿dónde llegamos a estar? Aquí me quiero basar: ¿dónde llega la vida?
Aritósteles creó la teoría de la abiogénesis (a-sin; bio-vida; génesis-principio). Esto se basa en el que vio un charco lleno de peces, y lo observó. Al secar, todos los peces del charco murieron. Entonces, su teoría fue de que la vida viene de cosas no-vivas.
Sin embargo, la biogénesis (bio-vida; génesis-principio) derrogó esa teoría. En él, se comprobó que la vida venía de cosas vivas. Francisco Redi, John Needham (notorio por el experimento del caldo de pollo en una vasija de cristal, calentando, hirviendo y dejándola reposar. Se forman microbios en el caldo.) y Louis Pasteur fueron los proponentes de la teoría.
Pues, basta de teorías. La pregunta es, ¿de dónde viene la vida? ¿Qué dejó que los microbios se formaran, que el charco se secara, o que alguien pensara?
La razón de ser: Dios. El quiso que tuvieramos vida, y lo reconociéramos en Su creación. Dios quiso que el charco se secara, tanto que salieran microbios en el caldo. Dios mismo nos hizo a nosotros, conforme a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26). ¿Acaso no es eso maravilloso? La misma naturaleza fue dada por Dios; las llenó de vida, las llenó de agua, las llenó de fuerza, las llenó para que las plantas germinaran y crecieran hacia arriba, donde está la luz del Sol… donde está un Dios esperando por ellas para florecerlas y utilizarlas conforme a Su voluntad.