una viña antigua
de buen fruto y sabor
por su fértil colina.
La cortó y desyerbó;
plantó cepas fornidas.
Levantó una torre alta
y un lagar excavaría.
Mas, esperó uvas fuertes,
pero agraces saldría.
Jerusalén amada,
Jerusalén querida:
juzgen mis esfuerzos
y el fruto de mi niña.
¿Algo más negligente
faltó curar: heridas
del pasado agridulce
sin que agraces desquita?
Quitaré su vallado
y será destruida;
aportillaré cercas
para que sea abatida
la esperanza de un pueblo
que a Dios trocarían
por placeres mundanos
en millones de listas.
Ni poden y desyerben--
de santuario serviría
por las aves silvestres
que el cielo adornaría.
Ordenaré las nubes
que su lluvia maldita
no riegue el desespero
y la maldad marchita.
Muerte y desolución,
no hay respeto a la vida;
encuentro clamores
cuando espero justicia.
El rico se emborracha
del pobre y su envidia.
Nabot corre su sangre
por las calles frígidas,
en caldillos y guisos
y en lagares de viñas;
en boquillas de nobles
y en los campos de sidra.
Las bodas son futiles,
las bodas son tibias
sinel vino que emana
de lsa sangre mezquina
desperdiada en las calles
y en mares consumida.
¡Amalcedama tiembla,
Amalcedama olvida!